«Los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo».
Se trata de enseñar a los futuros maestros a entender y regular sus propias emociones para que sean capaces de dirigir a niños y adolescentes en esa misma tarea.
Inseguridad, baja autoestima y comportamientos compulsivos son algunas de las consecuencias de la falta de herramientas para gestionar las emociones.
«El cerebro necesita emocionarse para aprender».
Rafael Guerrero, Profesor, entiende perfectamente esta necesidad y voluntariamente se hace cargo enseñando técnicas de educación emocional a sus alumnos porque el programa académico no incluye ninguna asignatura con ese nombre.
«Muchos de los problemas de los adultos se deben a las dificultades en la regulación de las emociones y eso no se enseña en la escuela».
Rafael Guerrero
Art. Original Rafael Guerreo. Prof Universidad Complutense de Madrid